Prácticas como mejorar la experiencia de los usuarios generan interés por conservar estos espacios. 

La firma Cushman & Wakefield elaboró un estudio con base en las consultas a propietarios y operadores inmobiliarios en varios países de Suramérica, mediante el cual indagó por experiencias y prácticas para que los dueños y operadores de edificios puedan retener a sus arrendatarios en tiempos de pandemia.

A partir de este trabajo, la empresa, líder mundial en servicios inmobiliarios corporativos, generó cuatro claves para evitar que éstos desistan de los contratos, generar relaciones a largo plazo con ellos e interés futuro sobre la propiedad.

1. Incrementar la flexibilidad

El home office obligará a que muchas empresas revalúen sus espacios. Es allí donde los propietarios deben mostrar mayor flexibilidad para adaptarse a estas nuevas necesidades y retenerlos. Para ello es necesario tener en cuenta el restacking o la reubicación de las empresas dentro del mismo edificio, como opción de la gestión eficiente de la superficie ocupada y la reubicación de las empresas propietarias dentro del edificio, variando la cantidad de metros ocupados que podrán gestionar arrendando o vendiendo espacios vacíos. Esto requiere necesariamente la asesoría de un especialista en negocios inmobiliarios para optimizar el valor de la superficie a ofrecer en el mercado.

Otra gran estrategia en este campo de la flexibilidad es, según Juan Carlos Delgado, country manager de Cushman & Wakefield Colombia, la ubicación de los servicios en espacios comunes, segmentación de servicios de aire acondicionado y electricidad, subdivisión en pequeñas unidades y en nuevos proyectos, el diseño de núcleo de ascensores. “Estos factores pueden apoyar la adaptación de los espacios locativos según las necesidades de cada arrendatario, permitiendo su permanencia”, recalca Delgado.

Aspectos claves para prepararse para ese futuro cercano en el que, de acuerdo con Carlos Ernesto Isaza Mejía, director de Aktivos Inmobiliarios, las compañías podrán sacar lo mejor de esta crisis y lograr un equilibrio permitiendo que entre el 50 por ciento y el 70 por ciento del trabajo se haga en las oficinas, y el resto desde los hogares, dependiendo del segmento.

2. Focalizarse en la experiencia del arrendatario

Los arrendatarios siempre esperarán que los propietarios aumenten sus beneficios por el mismo o menor canon de arrendamiento. La clave allí es mejorar su experiencia, aumentando el valor percibido de los espacios de trabajo a través de datos, estadísticas y análisis, definiendo lo que se denomina un Programa de Experiencias (TX), basado en evidencias.

Clave allí será asegurarse de que ese equipo comercial que estuvo cercano desde el primer momento de la negociación, siga estando en contacto periódico para conocer las inquietudes y satisfacción de los arrendatarios; ofrecer espacios especiales o amenidades que destaquen el edificio, como un vestíbulo con wifi, espacios de espera cómodos, gimnasio, auditorio, servicios gastronómicos, comedor o cajeros automáticos; estructurar un programa que incluya actividades como yoga, spinning, de afinidad entre los usuarios como causas benéficas o propuestas artísticas, actividades de socialización entre quienes usan el edificio y especialistas externos, intervención de actividades artísticas en espacios comunes, actividades lúdicas o compras compartidas entre otras.

En síntesis, generar valores agregados mediante la oferta de usos mixtos acordes con los requerimientos de los ocupantes del edificio. Esto va en concordancia con la tendencia a la hibridación de los inmuebles mediante la integración de usos complementarios.

Además, en esta coyuntura será vital ofrecer espacios seguros para el regreso, por lo que la tecnología puede apoyar acciones como dispositivos “sin contacto” en ingresos y baños, iluminación sensible al movimiento o apertura automática de puertas y espacios comunes, dándole valor agregado al edificio.

3. Facilitar la movilidad de los ocupantes

Se pueden incluir servicios de transporte empresarial; estacionamiento privado de vehículos, implementación del “valet parking”, flexibilizando el uso de parqueaderos y número de espacios a ocupar, incluso adaptándose al horario de los trabajadores; espacio para guardar bicicletas y motos conjuntamente con áreas especiales reservadas para vehículos eléctricos y estaciones de recarga para surtir a los mismos.

Gonzalo Aldea Castrillón, director de Nuevos Proyectos de Sestral, señala que “para nosotros va a ser de vital importancia que los edificios de oficinas puedan ayudar en la transformación hacia modelos mixtos flexibles, primero permitiendo que los arrendatarios tengan mayor flexibilidad tanto en temas contractuales como de espacio físico, mejoras y adecuaciones, y luego adecuando nuestras instalaciones para trayectos que van a ser cada vez menos en carro y más en bicicleta y en pequeños vehículos eléctricos”.

4. Facilitar una mayor disponibilidad de caja

Lo que se ve como tendencia es que los arrendatarios buscarán usar fondos para gestionar su negocio principal y, en consecuencia, evitar las inversiones de capital en sus espacios de trabajo.

Fuente: El Tiempo